Gestión Educativa Estratégica en Venezuela
“Esencia
Universitaria”
El afán tradicionalmente monopolístico y elitesco de las universidades
autónomas y privadas de nuestro país resulta contraproducente, por el contrario
alentar la pluralidad institucional que fomenta el Gobierno Revolucionario Bolivariano
como gestión educativa estratégica, es seguramente el más inteligente camino. Esto
requeriría que las universidades se replantearan con toda seriedad qué es lo
que quieren ser, sin sucumbir fácilmente a la idea de que aspiran serlo todo a
la vez, afanados como están en abarcar la triada de: Educación, Investigación y
Extensión, al constituirse en centro de formación cultural y humana con
proyección social, institución de investigación y formación de investigadores,
así como centro de formación profesional a nivel de pregrado, postgrado y
doctorado, todo esto con plena calidad.
Posiblemente sería más racional que se plantearan qué es lo
que pueden ser, dadas sus particulares circunstancias de financiación, recursos
humanos, contexto social y demás variables. Cabe imaginar, en este nuevo ámbito
de pluralidad aceptada, el surgimiento de modelos universitarios realmente “Robinsonianos”,
podría ser que una institución universitaria decidiera ser antes que nada, un
espléndido centro de formación general, liberal; dedicado a atender
personalizadamente a sus alumnos y con una intención no de especialización, ni de
profesionalización, sino multidisciplinaria y abierta. Es probable que los
egresados de este tipo de centros no tuvieran dificultad alguna para triunfar
en su vida personal y profesional logrando ser productivos. En algunos países
existen Instituciones de gran prestigio que siguen modelos parecidos, en
ellos se logra una amplia cultura general, es evidente que este tipo de instituciones
tendría una verdadera “esencia universitaria”, incluso si su profesorado y
estudiantado no se dedican a investigar.
Indudablemente es necesario que se permita la existencia de
instituciones de docencia basada en la investigación, no obstante dada la mentalidad
que nos ha sido inculcada serían muy probablemente poco ambicionadas, ya que no
basta que solo los docentes investiguen, hay que hacer participar al estudiante
en la investigación con ello se garantizaría la independencia científica y
tecnológica entre otras. Sin embargo estas instituciones son sumamente costosas
por las infraestructuras que exige la ciencia básica y aplicada, además deberían
responder en verdad a sus objetivos, sin otras distracciones, por lo demás, la
actividad investigadora no tiene por qué impedir, sino más bien facilitar, la
amplitud formativa de los estudiantes y fomentar también una abierta “esencia
universitaria”.
En el ámbito de la formación profesional universitaria se
manifiesta la necesidad de municipalizar e incrementar el número de matricula
para llevar esta educación a la población que la requiere. Al día de hoy, dos
cosas quedan perfectamente claras: la primera, que la mayor parte de esa
población que aspira a conseguir plaza en la universidad, lo que realmente
quiere es que se le facilite una capacitación profesional de nivel superior, la
cual le dé acceso a un puesto laboral con vocación social, que le permita una
estabilidad económica y la segunda, lo que realmente importa es que esa capacitación
profesional pueda realizarse en una red suficientemente amplia y diversificada
de instituciones. En este contexto las actividades de extensión juegan un papel
primordial ya que son estas las que crean y refuerzan los nexos con la
comunidad, esa misma de donde provienen docentes y estudiantes logrando arraigar
su “esencia universitaria”, inclusive en la colectividad.
En conclusión, debido a las especiales características
propias de nuestro país, pueden ser universidades o pueden ser institutos no universitarios
los que se encarguen de la capacitación profesional. Pero en cualquier caso, el
objetivo fundamental que estos centros han de perseguir es justamente una formación
profesional de sus estudiantes, la cual pueden realizar de manera exclusiva o permitiendo
optar entre combinaciones de educación liberal o dirigida a la investigación, lo
que se trata es simplemente de no confundir las cosas. Ciertamente, rara será
la universidad que decida libremente optar hoy por alguno de estos modelos absolutos
renunciando a los demás, pero la pluralidad institucional derivará inevitablemente
en la competitividad, control social, exigencias de calidad, lo que más tarde o
más temprano, acabará por obligar a las instituciones a concentrarse en lo que
pueden y saben hacer mejor con los recursos que tienen, manteniendo la “esencia
universitaria”.
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