“Una de las misiones de la educación
es formar y capacitar a los profesionales que el país necesita para su
desarrollo social y económico, además dotar a los jóvenes de las herramientas
para el futuro, obligándonos como país, a tener, ofrecer, y disponer de una
excelencia educativa”.
La educación no sólo constituye un proceso de transmisión de conocimientos, sino también de cultura, tomando en cuenta el papel de la educación como parte del desarrollo que no supone transmisión de conocimientos, sino una herramienta para construir la sociedad a la que se aspira.
La educación no sólo constituye un proceso de transmisión de conocimientos, sino también de cultura, tomando en cuenta el papel de la educación como parte del desarrollo que no supone transmisión de conocimientos, sino una herramienta para construir la sociedad a la que se aspira.
En la actualidad los estudiantes pueden ir
desde la generación de proyectos de investigación; orientados a dar respuesta a
necesidades del entorno social, y participar activamente en
cualquiera de los programas que sean emprendidos en beneficio de
las comunidades, logrando un impacto favorable que promueve
a la propia universidad como institución educativa socialmente responsable.
Para el logro del desarrollo económico y
social, las universidades deben definir sus políticas, efectuando una revisión
de los currículos en sus carreras, incorporando en los contenidos académicos la
difusión del tema a sus estudiantes, la formación del personal docente y la investigación.
Es importante incorporar en los programas de extensión cursos y proyectos
sociales que contribuyan
a difundir y a promover la producción de conocimientos enmarcados dentro del
ámbito social.
La excelencia educativa se puede lograr
con una actitud emprendedora y abierta
al futuro, es más, una actitud inconforme ante la rutina y la inercia, ante la
apatía y la corrupción, ante los intentos de manipulación, ante la simulación y
la hipocresía en las relaciones humanas de cualquier tipo. Así como también, el
amor a la libertad como derecho y responsabilidad del ser humano, como
fundamento del orden social, como eje de la madurez de la personalidad y como
cimiento del orden moral.
Una de las
misiones de la educación es formar y
capacitar a los profesionales que el país necesita para su desarrollo social y
económico, además dotar a los jóvenes de herramientas para el futuro,
obligándonos como país a tener, ofrecer y disponer de una excelencia educativa.
Nuestra Carta Magna
así lo dispone en su artículo 102, cuando señala que la educación es un derecho
humano y un deber social fundamental… el Estado la asumirá como función
indeclinable y de máximo interés en todos sus niveles y modalidades… lo que
significa que a pesar de no poder transferir su obligación si se delegan
responsabilidades y para ello están los diferentes Ministerios relacionados con
la Educación
y toda la normativa legal, que en algunos casos como es la ley de
Universidades, es necesario actualizar, por la dinámica que vivimos y la Ley que sirvió en un momento
de la historia, debe redefinirse en función de la nueva sociedad y el nuevo
ciudadano que debemos formar, es por eso que se debe pensar que tipo de
universidad debemos tener, cuál debe ser su misión y visión , qué tipo de
profesional queremos egresar, y que tipo de equipo rectoral debe estar al
frente así como el perfil del docente
que debe guiarlo en su proceso de aprendizaje. Con estos criterios claros
podríamos estar hablando de excelencia educativa.
Necesitamos de Universidad
que revolucione al mundo, que permita el acceso a todos y a todas de manera
libre y planificada, que potencie al hombre y la mujer, que lo estimule a ser
competitivo, critico, reflexivo, que lo enseñe a obtener y desarrollar las
competencias básicas y profesionales para salir al mercado mundial y que tenga
una visión de integración hacia al sur.
Es necesario contar
con un cuerpo rectoral o gerencial, no importa en este momento el calificativo,
en este caso sería el equipo encargado de dirigir los destinos de esa universidad
con la que todos sueñan, que sea abierto al cambio, que entienda que la
participación de toda la comunidad universitaria es necesaria para enrumbar la
gran casa de encuentro de saberes, sueños y proyectos de vida, que entienda que
la universidad vibra al ritmo de los acontecimientos, que reflexione que la
universidad se debe comportar como el laboratorio donde se transforman las
utopías dándole el sentido formal .
Que no es una
institución fija sino dinámica y con la posibilidad de adaptarse de manera
simple a las situaciones más drásticas de la gestión.
Un equipo rectoral
con pensamiento latinoamericano, con la posibilidad de gerenciar en cualquier
lugar del Sur, pues su visión debe ser integradora y con capacidad de
adaptación para intercambios internacionales.
Asimismo es urgente
contar con un cuerpo profesoral proactivo, creativo, conocedor del mundo, con
una pasión y visión hacia la integración, con un espíritu emprendedor y con una
fuerza de sembrar e internalizar en cada estudiante que es pieza fundamental
para el crecimiento del país, que lo enseñe a tener una visión de futuro
coherente con su sentido histórico, que lo estimule a través de sus sapiencias
y guía a ser un ciudadano o ciudadana profesional con comportamientos de
servicio al otro, de compromiso con la comunidad y con el país.
Desde la
visión de nuestro socialismo, que no es aquel socialismo al que estamos
acostumbrados a señalar a través de la historia, sino al que estamos
construyendo como nación soberana, entonces estaremos formando para
egresar ciudadanos profesionales con
conciencia social, con la autoestima elevada, con conciencia de sí, de sus
necesidades, de sus contextos, de sus objetivos, capaz de discernir en que es
lo que le permite avanzar, no como persona solamente, sino como nación entera
desde su trinchera de trabajo, que sea capaz de evaluar cuáles son las
alternativas para el desarrollo y qué hacer con los enormes recursos de que
disponemos, y cuáles son sus responsabilidades para lograr el desarrollo en la
nación.
Queremos
señalar al Libertador Simón Bolívar y sus ideas plasmadas en el Discurso de
Angostura el 13 de marzo de 1819, documento en el cual sobresale la dimensión
política que Bolívar le dio a la educación señalando “La naturaleza hace a los
hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes
corrigen esta diferencia porque colocan al individuo en la sociedad para que la
educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, le den
igualdad ficticia propiamente llamada política y social…” asimismo se puede
señalar a Simón Rodríguez y su pensamiento en el que señala “La América no debe imitar
servilmente, sino ser original… ¿Dónde iremos a buscar modelos? La América española es
original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales
los medios de fundar uno y otro. O inventamos, o erramos.” Y si vamos a un
pensamiento aún más vigente tenemos al maestro Prieto Figueroa, quien veía a la
educación como el impulso para la independencia económica y productiva de la
nación así como la responsable de formar equipo humano crítico para la transformación
del país, pensamientos que se mantiene vigentes por su alto contenido humano y
social y en estrecha relación con la propuesta de programa de gobierno del
presidente Hugo Rafael Chávez Frías para la gestión 2013-2019, quien propone
que para avanzar hacia el socialismo, necesitamos de un poder popular capaz de
desarticular las tramas de la opresión, explotación y dominación que subsisten
en la sociedad venezolana, capaz de configurar una nueva sociedad desde la vida
cotidiana donde la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la
emergencia permanente de nuevos modos de planificación y producir la vida
material de nuestro pueblo, esto pasa por pulverizar completamente la forma de
estado burguesa que heredamos, y darle continuidad a la invención de nuevas
formas de gestión política.
Lo anterior se
logra con una visión diferente de la educación de ahí la necesidad de
replantearse un nuevo sistema educativo en todos los subsistemas, hay que ir al
núcleo de los acontecimientos y hacer los cambios desde ese lugar para poder
obtener éxito en las acciones emprendidas.
Pedro Caldera, Katiuska Berroterán, Maribel
Niño.
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